SLASH

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SLASH

SLASH CON ANTHONY BOZZA

ESPOP EDICIONES

La versión inglesa de este libro llevaba en mi estantería muchos muchos meses, pero el hecho de que mi inglés deje muchísimo que desear había levantado una barrera infranqueable a la hora de atacarlo. Supongo que serán multitud los que estarán en una situación multilingüe similar a la mía, por ello es de agradecer que pequeñas editoriales como Espop se atrevan a editar estos libros en castellano.

Ya les estaba eternamente agradecido por haber editado la autobiografía de Mötley Crüe, pero ahora les aplaudo de nuevo por lanzarse a esta aventura, y más a sabiendas de que es imposible que en España este tipo de libro se convierta en bestseller. Desde luego, como lector empedernido de este tipo de producto, he disfrutado casi todo el libro, y aunque no cuenta nada que no supiéramos o al menos intuyéramos, sirve para saciar nuestro interés sobre los entresijos de Guns’n’roses.

Excluyendo la primera parte dedicada a su infancia, que resulta bastante predecible y aburrida, el resto sigue el guión perfecto de una buena historia de rock and roll. Mucha música, algo de sexo, y muchas muchas drogas son los ingredientes con que Slash con la ayuda de Anthony Bouza sazonan una autobiografía interesante, y aunque evidentemente resulte un poco parcial, y a buen seguro existan exageraciones, la vida de Slash ha resultado de lo más interesante.

La lucha por formar un grupo, su vagabundeo, la eclosión abismal de Guns’n’roses, sus múltiples adicciones, recuperaciones y recaídas, -personalmente me ha sorprendido que antes de que le llegara el éxito ya coqueteaba sin ambages con todo tipo de droga-, y una vez en la cima los infinitos problemas para tratar con los caprichos, esquizofrenías y particularidades de la personalidad de Axl, todo forma parte de un ecosistema puramente roquero y perfectamente descrito a lo largo de las 480 páginas acompañadas por multitud de fotos.

El tema de las drogas es una constante y aparecen y desaparecen constantemente, en esto se lleva la palma las adiciones de Steven Adler o los incidentes con Nikki Sixx o el más desgraciado de Tod Crew, guitarrista de Jetboy que muere en brazos de Slash; también como Izzy, una vez que las abandonó se niega a volver a Guns para evitar recaídas, aunque el protagonista Slash, demuestra que ha forzado la máquina a lo largo de estos años hasta límites verdaderamente peligrosos, la última, ya en la época con Velvet Revolver, en la que aparece otro amante radical de los estupefacientes como Scott Weiland.

Aunque ya estaba claro, se pone de manifiesto una vez más las razones que desemebocaron en la disolución de los primeros Guns, y ahí de nuevo entran en liza factores como el dinero, la lucha por la propiedad el nombre y constantes retrasos y acciones injustificadas por parte de Axl. Insisto que siendo una autobiografía sólo se expone la visión de uno de los lados, pero sincerametne, resulta bastante creíble.

Me ha gustado, he devorado con pasión sus páginas, me ha hecho revivir la pasión por muchas de sus viejas canciones, y no puedo por menos que recomendarlo encarecidamente. El único pero es que acaba justo antes de que en Velvet Revolver empezaran problemas similares a los sufridos en Guns y que de hecho llevaron a la salida de Weiland, pero eso, sin duda, podría ser el inicio de una buena segunda parte.

Juan José Díez

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